El cuero en decoración es como ese vino que mejora con los años: noble, versátil y lleno de carácter. Los expertos lo prefieren no solo por su elegancia innata, sino porque resiste el uso diario como ningún otro material. Un sofá de cuero full-grain bien cuidado puede durar 25+ años, desarrollando una pátina única que cuenta su historia (y sobreviviendo a mascotas, niños y hasta mudanzas).
Su magia está en la adaptabilidad climática:
– En climas fríos: actúa como aislante natural (reteniendo hasta 3°C más que tejidos)
– En calor: versiones perforadas o cueros veganos transpirables mantienen confort
Y no es solo para salas: imagínalo en cabeceros que dan calor en invierno, o en paneles acústicos que reducen ruidos en estudios.
¿El secreto para integrarlo en cualquier estilo? Jugar con los tipos:
• Minimalista: Cuero anilina en tonos crudos con costuras ocultas
• Industrial: Piel curtida con marcas naturales y remaches visibles
• Campestre: Cuero engrasado en taburetes con estructura de madera rústica
La clave está en elegir tratamientos: desde brillos tipo espejo hasta acabados mate “envejecidos”.
